Y SI…
Vivimos bajo la influencia del
principio de la frase “y si…”, tanto en tiempo pasado como en futuro,
condicionados por el deseo de cambios en un pasado caduco e inmutable y un porvenir
venidero e incierto, viviendo a la sombra de posibles recuerdos imaginados y
futuras quimeras, relegando y castigando a un presente real, inconscientes de
que es el más innegable, tangible y autentico.
Una de las aspiraciones humanas es
vivir mejor, progresar hasta llegar a la “felicidad”, indiscutible meta para
todas las personas, pasando por alto que la vida no es una carrera, sino un
camino en el que todos y todas acabamos, antes o después, del mismo modo, en un
final sin retorno, y aun así seguimos perdiéndonos en ensoñaciones que nos
hacen dilapidar un tiempo único y meritorio que no regresará, pues vida que
pasa nunca vuelve, ni volverá.
Nos atormentamos con las decisiones
tomadas en el pasado, que creemos asegurar, de forma incierta, que nos habrían
llevado a otro maravilloso camino de baldosas amarillas, camino, trayecto,
sendero o vía que realmente pudimos tomar, pero no quisimos o no nos atrevimos.
Y si hubiera estudiado otra cosa,
y si hubiera dicho que si a ese trabajo, y si no hubiera tomado la última copa,
y si hubiera salido antes, y si hubiera estudiado más, y si le habría dicho tal
cosa, y si hubiera estado allí, y si hubiera y si y si …. Son muchos los “y sis”
que decidimos por nosotros mismos, sin que nadie, ni nada, nos hayan obligado a
punta de pistola, aunque siempre responsabilicemos a otros o a la situación del
momento. Llegamos incluso, a dejar de valorar nuestras determinaciones, tanto
las buenas, que nos han llevado a los logros más importantes de nuestra vida,
como las catastróficas de las que aprendemos grandes lecciones para el resto de
nuestros días, pero nos enclaustramos anhelando vidas imaginarias donde nada
malo, nada doloroso nos pueda pasar, donde no cometemos errores y todo son
flores, corazones y bombones.
Lo cierto es que las decisiones
del pasado son las que son y debemos aceptarlas, asimilarlas y convivir con ellas,
pues hacen que seamos quienes somos, mejores o peores, con nuestras principales
cualidades y con nuestros defectos.
Los increíbles “y sis “ del
futuro, son aquellos que nos motivan a luchar, a esforzarnos por lo que
realmente queremos y son los que nada, ni nadie puede impedir. Pero existen
aquellos “y sis” malignos: dudas y miedos que nos conducen a vaticinar, augurar,
pronosticar, profetizar y conjeturar catastróficas consecuencias, que ciertamente
las hacemos realidad inconscientemente, nos hacen sufrir doblemente, antes de
que ocurran y cuando suceden.
Y si me despiden, y si me dejan
solo, y si me hago daño, y si no puedo, y si lo hago mal, y si, y si… Nos
convertimos en auténticos videntes y pitonisas que aseguran el peor de los
futuros, las peores desenlaces y efectos colaterales que podemos imaginar pues
a imaginar, inventar y delirar somos los mejores.
Como las maquinas del tiempo no
existen en la actualidad, mi consejo como antigua gran especuladora de
inútiles, inservibles e improductivos “y sis”, es que vivas el presente: Queda
con tus amigos, amigas, pareja, hijos o hijas, viaja, lee, pinta, canta y
baila, haz deporte, come, y duerme, lucha por lo que quieres, huye de lo que te
hace daño y pide ayuda cuando la necesites, no mires tanto al pasado y al
futuro porque es y será lo que tengan que ser.
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