miércoles, 17 de julio de 2019

Y SI...


Y SI…

Vivimos bajo la influencia del principio de la frase “y si…”, tanto en tiempo pasado como en futuro, condicionados por el deseo de cambios en un pasado caduco e inmutable y un porvenir venidero e incierto, viviendo a la sombra de posibles recuerdos imaginados y futuras quimeras, relegando y castigando a un presente real, inconscientes de que es el más innegable, tangible y autentico. 

Una de las aspiraciones humanas es vivir mejor, progresar hasta llegar a la “felicidad”, indiscutible meta para todas las personas, pasando por alto que la vida no es una carrera, sino un camino en el que todos y todas acabamos, antes o después, del mismo modo, en un final sin retorno, y aun así seguimos perdiéndonos en ensoñaciones que nos hacen dilapidar un tiempo único y meritorio que no regresará, pues vida que pasa nunca vuelve, ni volverá.

Nos atormentamos con las decisiones tomadas en el pasado, que creemos asegurar, de forma incierta, que nos habrían llevado a otro maravilloso camino de baldosas amarillas, camino, trayecto, sendero o vía que realmente pudimos tomar, pero no quisimos o no nos atrevimos.

Y si hubiera estudiado otra cosa, y si hubiera dicho que si a ese trabajo, y si no hubiera tomado la última copa, y si hubiera salido antes, y si hubiera estudiado más, y si le habría dicho tal cosa, y si hubiera estado allí, y si hubiera y si y si …. Son muchos los “y sis” que decidimos por nosotros mismos, sin que nadie, ni nada, nos hayan obligado a punta de pistola, aunque siempre responsabilicemos a otros o a la situación del momento. Llegamos incluso, a dejar de valorar nuestras determinaciones, tanto las buenas, que nos han llevado a los logros más importantes de nuestra vida, como las catastróficas de las que aprendemos grandes lecciones para el resto de nuestros días, pero nos enclaustramos anhelando vidas imaginarias donde nada malo, nada doloroso nos pueda pasar, donde no cometemos errores y todo son flores, corazones y bombones.

Lo cierto es que las decisiones del pasado son las que son y debemos aceptarlas, asimilarlas y convivir con ellas, pues hacen que seamos quienes somos, mejores o peores, con nuestras principales cualidades y con nuestros defectos.

Los increíbles “y sis “ del futuro, son aquellos que nos motivan a luchar, a esforzarnos por lo que realmente queremos y son los que nada, ni nadie puede impedir. Pero existen aquellos “y sis” malignos: dudas y miedos que nos conducen a vaticinar, augurar, pronosticar, profetizar y conjeturar catastróficas consecuencias, que ciertamente las hacemos realidad inconscientemente, nos hacen sufrir doblemente, antes de que ocurran y cuando suceden.

Y si me despiden, y si me dejan solo, y si me hago daño, y si no puedo, y si lo hago mal, y si, y si… Nos convertimos en auténticos videntes y pitonisas que aseguran el peor de los futuros, las peores desenlaces y efectos colaterales que podemos imaginar pues a imaginar, inventar y delirar somos los mejores.

Como las maquinas del tiempo no existen en la actualidad, mi consejo como antigua gran especuladora de inútiles, inservibles e improductivos “y sis”, es que vivas el presente: Queda con tus amigos, amigas, pareja, hijos o hijas, viaja, lee, pinta, canta y baila, haz deporte, come, y duerme, lucha por lo que quieres, huye de lo que te hace daño y pide ayuda cuando la necesites, no mires tanto al pasado y al futuro porque es y será lo que tengan que ser.


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