sábado, 19 de septiembre de 2020

ANTIGUOS MARES

 

ANTIGUOS MARES



A veces, desde lo alto de las montañas sueño con la belleza de los inmensos océanos:

Con el sabor a sal en los labios.

Con la fina y tibia arena bajo los pies descalzos.

Con el pelo bailando al ritmo de la brisa que llega de un horizonte lejano.

Con el sonido de las olas y la blanca espuma al morir en las playas.

Con el sol cegador del mediodía que dora la piel que nos envuelve.

Con el aroma del alma ancestral de las profundidades que calma mil temores.

A veces, desde lo alto de las montañas sueño con antiguos y limpios mares que ya no existen.




jueves, 10 de septiembre de 2020

LENGUA DE FUEGO

 

LENGUA DE FUEGO




Un ligero siseo, una encarnada brizna encubierta, un resuello viciado huyendo por una minúscula ventana y en unos segundos se desenlaza el averno, devorando con su lengua de fuego, el espíritu de un pequeño pueblo, mientras las miradas de impotencia y miedo de sus gentes lo rodean acompañándolo entre llantos y lamentos en su sombrío final.

Las llamas coléricas brotan por la techumbre creando una gran ola, mostrando su fiereza y crueldad ante los ríos de agua que batallan por extinguirlo. Con burla y rapidez se extiende por pasillos, salas y cuartos, alimentándose del trabajo de toda una vida, reduciéndolo todo, entre estallidos y derrumbes, a escombros y cenizas. El centro cultural con sus miles de recuerdos exhala humo y tizne que se esparce con el viento por las casas, ennegreciendo coladas, jardines y coches. El olor a madera quemada se cuela por cada rendija, por cada rincón durante días y noches. En poco rato el fuego arrasa la Sociedad Idokorri, dejando al descubierto un amasijo de escombros, el esqueleto desnudo de un viejo edificio, el centro recreativo, cultural y gastronómico, el centro neurálgico de Aspurz.

Queda en nuestra memoria miles de cenas compartidas entre mesas y sillas de roble, casi cuarenta años de fiestas, música, brindis y exaltaciones de la amistad en el bar,  juegos infantiles, millones de partidas de cartas, campeonatos de brisca y mus, discusiones y rencores ancestrales, talleres de costura y cocina, juegos de rol y misterio, partidas de ajedrez entre expertos y no tan expertos, presentaciones de libros, exposiciones , charlas , visionado de películas y documentales en la sala de cine, comidas populares y familiares, celebraciones de bodas y comuniones, entrega de premios y homenajes a los nuevos jubilados, auzolanes , fiestas de disfraces, chocolatadas y concursos de pintxos, risas de los futuros socios cobijados en los días más fríos en el “cuartito de abajo”, asambleas y tomas de decisiones, quedan muchas historias y momenticos únicos que las llamas no ha podido engullir, que jamás nos arrebatará. Permanece la fuerza de aquellos que invirtieron sus ahorros y su tiempo en pro de un pueblo, las ganas y la frescura de las siguientes generaciones, el apoyo y las palabras de aliento de los valles colindantes….

La tristeza, la pena y la incertidumbre que sienten ahora nuestros corazones se transformará en sueños e ilusiones por levantar de nuevo piedra a piedra, mano a mano la Sociedad Idokorri, porque si una vez se pudo hacer con esfuerzo y con entrega, de nuevo lo lograremos. Porque se ha calcinado nuestra edificación más simbólica, pero no la fuerza y la voluntad de nuestros corazones.