jueves, 10 de septiembre de 2020

LENGUA DE FUEGO

 

LENGUA DE FUEGO




Un ligero siseo, una encarnada brizna encubierta, un resuello viciado huyendo por una minúscula ventana y en unos segundos se desenlaza el averno, devorando con su lengua de fuego, el espíritu de un pequeño pueblo, mientras las miradas de impotencia y miedo de sus gentes lo rodean acompañándolo entre llantos y lamentos en su sombrío final.

Las llamas coléricas brotan por la techumbre creando una gran ola, mostrando su fiereza y crueldad ante los ríos de agua que batallan por extinguirlo. Con burla y rapidez se extiende por pasillos, salas y cuartos, alimentándose del trabajo de toda una vida, reduciéndolo todo, entre estallidos y derrumbes, a escombros y cenizas. El centro cultural con sus miles de recuerdos exhala humo y tizne que se esparce con el viento por las casas, ennegreciendo coladas, jardines y coches. El olor a madera quemada se cuela por cada rendija, por cada rincón durante días y noches. En poco rato el fuego arrasa la Sociedad Idokorri, dejando al descubierto un amasijo de escombros, el esqueleto desnudo de un viejo edificio, el centro recreativo, cultural y gastronómico, el centro neurálgico de Aspurz.

Queda en nuestra memoria miles de cenas compartidas entre mesas y sillas de roble, casi cuarenta años de fiestas, música, brindis y exaltaciones de la amistad en el bar,  juegos infantiles, millones de partidas de cartas, campeonatos de brisca y mus, discusiones y rencores ancestrales, talleres de costura y cocina, juegos de rol y misterio, partidas de ajedrez entre expertos y no tan expertos, presentaciones de libros, exposiciones , charlas , visionado de películas y documentales en la sala de cine, comidas populares y familiares, celebraciones de bodas y comuniones, entrega de premios y homenajes a los nuevos jubilados, auzolanes , fiestas de disfraces, chocolatadas y concursos de pintxos, risas de los futuros socios cobijados en los días más fríos en el “cuartito de abajo”, asambleas y tomas de decisiones, quedan muchas historias y momenticos únicos que las llamas no ha podido engullir, que jamás nos arrebatará. Permanece la fuerza de aquellos que invirtieron sus ahorros y su tiempo en pro de un pueblo, las ganas y la frescura de las siguientes generaciones, el apoyo y las palabras de aliento de los valles colindantes….

La tristeza, la pena y la incertidumbre que sienten ahora nuestros corazones se transformará en sueños e ilusiones por levantar de nuevo piedra a piedra, mano a mano la Sociedad Idokorri, porque si una vez se pudo hacer con esfuerzo y con entrega, de nuevo lo lograremos. Porque se ha calcinado nuestra edificación más simbólica, pero no la fuerza y la voluntad de nuestros corazones.









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