MERMELADA CASERA
(Receta de mermelada casera o cómo sobrevivir al primer
intento de producir tu propia mermelada.)
Ingredientes:
-
Moras.
-
Cascabillos.
-
Azúcar.
-
Zumo
de limón.
-
Paciencia
y ganas.
Dificultad: Ya iras viendo
Tiempo: Más de lo que esperas.
Para hacer una exquisita mermelada casera, lo ideal es
recolectar los frutos en el momento óptimo, cuando están maduros y jugosos.
Ya sabéis, que las moras crecen en zarzas, pero solo los
mejores frutos, los más gordos y sabrosos, suelen ser inalcanzables a nuestras
manos, ya que están demasiado lejos o escondidos entre afiladas agujas
preparadas para atacarnos cuales tigres bengalíes. No importa que uses guantes, porque se meterán entre ellos y acabarás con largos, finos y profundos arañazos
o tu ropa se enanchará para atraerte a las profundidades del matorral. Mi
consejo es que realicéis esta actividad en familia, sobe todo con niños y niñas,
ya que al parecer son inmunes a las espinas, además de ser lo suficientemente
ágiles y flexibles para llegar allí donde una mano adulta no es capaz. Cuidado
con probar las deliciosas moras en algún momento o llegareis a casa con las
manos vacías.
En cuanto a la recolecta de los cascabillos, es mucho más sencilla,
solo necesitareis una escalera para recoger los frutos que están en la parte
superior del árbol, ya que son los más maduros, un repelente de mosquitos o en
su defecto una crema calmante, porque una horda de insectos negros os atacara
de imprevisto.
Una vez teniendo en vuestro poder los frutos, llega la parte
más sencilla del todo el proceso, lavarlos, pero tened cuidado que ninguna mora
o cascabillo se os escape o huya. De aquí en adelante, todo se complica un
poquito, no importa los libros de recetas o videos de YouTube que hayáis visto,
no perdáis la energía y mucho menos la sonrisa.
Mezcla las moras, el azúcar y el zumo de medio limón en un táper
o bol, pero antes debes ponerte un delantal, ya que una vez que haces esta
mezcla, las moras parecen cobrar vida y comienzan a escupir pequeñas gotitas
moradas que son atraídas por cualquier prenda, preferentemente si es nueva.
Deja reposar de 2 a 3 horas para que vaya soltando un delicioso jugo.
Mientras tanto puedes ir quitando los huesos y la piel a los
cascabillos, proceso algo lento pero indispensable. Introduce los cascabillos
en una cazuela con un poco de agua y caliéntalos el tiempo justo. E aquí el
primer problemilla, ya que el tiempo justo no lo mide nuestro reloj así que, o
tal vez te quedes corto y no puedas quitar las pieles y mucho menos el hueso, o
te pasarás y se quedarán tan blandos que la piel y la carne serán todo uno y el
hueso no saldrá limpio. Necesitas un poco de paciencia, búscala donde la
guardes, porque además de quemarte con los huesos incandescentes perderás parte
de la carne del fruto. También puedes probar, según algunos vídeos editados de YouTube,
en los que vemos cocinas gigantes que jamás tendrás, aplastar los cascabillos
con un tenedor y así saldrá el hueso limpio, aunque yo os aseguro que eso es
mentira, el hueso no saldrá limpio nunca. También puedes intentar ponerlos en
un pasapuré para sacar el fruto ya triturado por un lado, el hueso y la piel
por otro, pero es otro bulo, ya que el pasapuré acaba por atascarse con una
maseta, en la que es complicado diferenciar los pequeños hueso, la piel y la
carne. En este instante, tu pequeña cocina está llena de cascabillos o masa de
cascabillo por todas partes y te das cuenta, que con anterioridad una mora se
introducido bajo la suela de tu zapatilla y has dejado huellas por todo el
suelo. Toca limpiar un poquito antes de continuar usando papel de cocina, ya
que con la bayeta solo conseguirás esparcirlo todo todavía más.
Busca otro poquito de paciencia y te pringas hasta los codos
intentando quitar con las manos y de uno en uno los huesos de la masa sin
llevarte parte de la preciada carne del fruto, pero es misión imposible. Acepta
que solo podrás utilizar algo menos de la mitad de cada cascabillo. Cuando
creas haber retirado todos los huesos, pasa el resto por el pasapuré y
encontrarás por lo menos una docena más que volverás a rebuscar y retirar.
Finalmente te quedarás solo con las pieles en el pasapuré y el resto, lo
utilizarás para preparar tu mermelada casera, que caerá, una pequeña parte
sobre tu encimera y otra en una cazuela demasiado grande para lo que has
conseguido. Ya has pasado la peor parte.
Recoge de nuevo el desaguisado que has montado tu solo o sola
en la cocina, encontrarás unos cuantos huesos que intentaban huir detrás de la
lavadora y vuelves al trabajo.
Vierte el azúcar y el jugo de medio limón sobre el pure de
cascabillos y ponlo a calentar cinco minutos a fuego fuerte. El delantal es
algo insuficiente, lo ideal sería ponerte una armadura ignífuga porque mientras
revuelves con una cuchara de palo tu puré para que no se pegue, saltan pequeñas
gotitas, que parecen inofensivas, y van a caer sobre cualquier parte de tu piel
que esté al descubierto. Estas gotitas también contienen azúcar que, en
contacto con la piel, crean diminutas pero dolorosas ampollas. Después de cinco minutos en los que juras en
varios dialectos, baja la intensidad del fuego para que se cueza durante 35 o
45 minutos. Ponle una tapa a la cazuela para que deje de escupirte. De vez en
cuando, remuévelo para que nada se quede pegado para la eternidad. Tras este tiempo,
apaga el fuego, limpia de nuevo tu cocina porque estará pringosa y descansa un
poquito. Tienes aproximadamente una hora para empezar de nuevo con las moras,
porque ya han pasado dos horitas desde que las mezclaste con el azúcar. Retoma
fuerzas, sal de la cocina y túmbate un rato antes del siguiente combate.
Una hora más tarde, y poseída o poseído por el espíritu de
Laura Ingalls en el S. XXI, vuelve a la cocina con tu armadura, tus ganas y tu
santa paciencia. Pon las moras a cocer a fuego fuerte durante 5 minutos, no sin
antes haber derramado parte del jugo sobre tu encimera blanca y que deberás
limpiar enseguida o tendrás una mancha morada hasta que cambies de encimera, de
cocina o de casa. Remueve con una
cuchara de palo, que ya se ha tintado de morado, y con ganas tu puré o tendrás
gotitas de mora hasta en el techo, estas pesan menos que la de los cascabillos
por lo que alcanzan mayor altitud. Entre vuelta y vuelta tira el papel con el
que has limpiado lo que has derramado. No se te ocurra sacar la cuchara de la
cazuela, porque goteará por toda la cocina, aunque tú no te muevas de la
baldosa, esto es uno de los misterios de la vida sin resolver. Después de 5
minutos algo estresantes, baja a el fuego a medio- bajo para que se cueza todo
lentamente durante 35 o 45 minutos y remueve de vez en cuando. No te olvides de
ponerle una tapa y tener papel a mano par limpiar lo que te escupe cada vez que
la levantes. Pasado este tiempo de cocción, bate todo con sumo cuidado para no
cambiar de color las paredes de tu cocina. Antes de volver a limpiar lo que ha
salpicado la batidora, abre un nuevo rollo de cocina porque seguramente el
anterior se te ha acabado.
Pasa el puré de moras por el pasapuré para darle una textura
más fina y quitarle las pepitas y después vuelve a limpiar lo que se te ha
derramado.
Ya tienes tu exquisita mermelada hecha, solo queda probarla y
embotarla para conservarla. Las dos están deliciosas, teniendo en cuenta que no
te gusta la mermelada. Tal vez la de cascabillos está un poco acida y la de
moras tiene todavía bastantes semillas que acabarán por pegarse en tus muelas,
pero aún así están sabrosas, naturales y las has hecho tú.
Rebusca unos 8 o 9 botes pequeños con tapa y llénalos con una
cucharilla pequeña, ya que con una grande es posible que dejes caer parte de tu
producto manufacturado por la encimera y el fregadero. Te darás cuenta de que
te sobran unos cuantos botes porque la cantidad de mermelada es bastante
minúscula.
Te quedas con un tarro y medio de mermelada de moras y tres
de cascabillos. Cierra bien los botes, compruébalo un par de veces y sumérgelos
todos, menos el que está medio vacío, en una cazuela llena de agua que pondrás
a hervir durante 45 minutos. Échale un ojo de vez en cuando, seguramente uno de
los tarros se habrá reventado por lo que es importante que bajes la intensidad
del fuego.
Pasado el tiempo restante, intenta pescar los tarros sin
quemarte ni cortarte. Finalmente tienes dos tarros de mermelada de cascabillos
y uno y medio de moras que probablemente no te comas pero que son totalmente
naturales, deliciosos y caseros.
Vuelve a limpiar tu pegajosa cocina y haz una foto a tu gran
logro del día para compartir en las redes con una reseña que engañará a nuevos
incautos “Mermelada casera, fácil, rápida y económica. “
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