sábado, 24 de marzo de 2018

AMIGAS ???

AMIGAS ???

Paula, Fabiola, Joana, Telma y Olga tienen 6 años y son amigas desde que tenían tres. Cada miércoles por la tarde van al parque y allí juegan hasta que regresan a casa. Normalmente no hay discusiones, simplemente juegan. Un día, Joana, Telma y Olga propusieron jugar con cromos pero a Paula y Fabiola no les apetecía y prefirieron jugar a la cuerda. No hubo gran problema porque cada una jugó a lo que más le apetecía aunque a todas les hubiera gustado compartir su rato de juego. Al siguiente miércoles pasó algo parecido pero esta vez fueron Paula y Fabiola las que propusieron jugar todas juntas al escondite. En esta ocasión Joana, Telma y Olga no les apetecía y se dedicaron a jugar al balón. Esa tarde en concreto, si hubo discusión entre las niñas ya que Paula y Fabiola no podían jugar al escondite si las demás les molestaban con el balón. Así que se enzarzaron en una fuerte pelea en la que las cinco niñas acabaron insultándose, llorando, sin hablarse y por supuesto sin jugar. Después de una semana, como cada tarde del miércoles todas fueron al parque a jugar aunque esta vez cada niña jugaba sola. Mientras, se miraban de reojo y se echaban de menos. Hasta que en un momento dado, Fabiola se acercó a Joana y tímidamente le preguntó si quería jugar con ella, Joana se levantó del suelo donde había levantado un campamento de cocinitas y muñecas para abrazar a su amiga con la que se puso a jugar de inmediato. Poco a poco el resto de las niñas se fueron uniendo al grupo y de nuevo volvieron a jugar como antes. No hubo discusiones ni riñas, tan solo diversión. Fueron muchas tardes las que volvieron a jugar y por supuesto a discutir pero siempre acababan por volver a unirse y aprendieron que una parte importante de la amistad es el respeto por la opinión del otro.

Pongamos que Paula, Fabiola, Joana, Telma y Olga ahora tienen 45 años y son amigas desde los 3 años. Ahora ya no juegan en el parque pero cada miércoles quedan para ir al gimnasio juntas, después se van a tomar una tapa al bar de la esquina y allí comparten sus intimidades y problemas. Un miércoles Joana y Telma decidieron que no les apetecía ir al gimnasio y propusieron ir todas juntas al balneario , a relajarse ,pero a las demás no les apetecía, preferían ir al gimnasio así que cada una se fue a donde quiso y después se juntaron en el bar.
A la semana siguiente Paula y Fabiola propusieron acudir a una clase de yoga pero Joana, Telma y Olga prefirieron ir al gimnasio. Aquella tarde, sin decirse nada, cada una se fue donde quiso aunque en el fondo estaban un poco molestas. Después no quedaron en el bar. El miércoles siguiente se vieron en el gimnasio pero no se saludaron con la efusividad de siempre, simplemente cada una informó donde iba a ir. Esta vez todas se separaron. Ya no hubo más tardes de gimnasio juntas, ni de tapeo, ni de cuchicheo, hasta incluso dejaron de saludarse y comenzaron a mirarse con mala cara, pues habían empezado a oír rumores unas de las otras, chismes y cotilleos en las que se ponían a caldo, ninguna se atrevió a cerciorarse porque el enfado había dejado paso al odio y al rencor. Nunca más fueron amigas, nunca más se saludaron y nunca más se apoyaron unas en las otras y solo por no poder respetar la opinión del otro.


Esto, tan solo es un relato, un cuento algo exagerado, pero que cada día pasa a nuestro alrededor entre compañeros de trabajo, amistades, vecinos y familia. La falta de respeto por la opinión del otro, y cuando hablo de opinión me refiero a que no tiene que ser una opinión contraria, simplemente diferente que incluso puede aportarnos otros puntos de vista, nos lleva a discusiones, malentendidos, rumores etc, en los que hacemos daño al otro pero también a nosotros mismos, y he aquí mis dudas: ¿Qué es lo que le pasa a Paula, Fabiola, Joana, Telma y Olga adultas para no respetarse y hacerse tanto daño ? ¿Cómo es que Fabiola, Joana, Telma, Olga y Paula niñas son capaces de respetar la opinión del otro, entender que una discusión no tiene que romper una relación sino que te puede aportar otros puntos de vista, perdonar y pedir perdón ? (Esta no es una situación que ocurra solo entre grupos de mujeres, también pasa entre grupos de hombres o mixtos, os animo a que cambies los nombres por el de Pablo, Telmo, Fernando, Juan y Óliver.)

martes, 20 de marzo de 2018

CAPITULO 3

CAPITULO 3

 Cuando ya no tuvo más lágrimas, retomó el camino de vuelta a su casa, nuevamente le sorprendió que su cuerpo le reclamara alimento, a pesar de las circunstancias no había perdido el apetito. Entró en un pequeño bar, la luces seguían encendidas, las mesas limpias y vacías, en el mostrador una taza de café frío y un cruasán seco. Alex pasó al otro lado del mostrador con miedo a que alguien le pillara y ese pensamiento le hizo reír, al principio tímidamente pero en pocos segundos acabó riéndose a carcajadas, como hacía tiempo no lo hacía. Consiguió animarse un rato y se preparó un buen desayuno con lo que encontró. Un café bien cargado, notaba como en cualquier momento el cansancio y el sueño le vencería, un zumo de naranja enorme y un cruasán algo seco pero que mojo en el café y comió con avidez. Llegado el momento de marcharse, rebuscó entre sus bolsillos dinero para pagar y cayó en la cuenta que no lo necesitaba y una idea empezó a germinar en su mente. Ya no necesitaba dinero, no había que pagar facturas, ni hipoteca, ni comida, ahora tan sólo era papel con el que incluso podría hacer una hoguera o simplemente limpiarse el culo en caso de necesitarlo, la cuestión era que si no necesitaba dinero tampoco necesitaba trabajar ¿ Para quién y para qué?. ¿ Qué haría entonces? ¿Deambular por las calles hasta morirse de aburrimiento y soledad? ¿ Correr y gritar hasta perder la voz y la razón ? .... Preguntas y más preguntas, todas acababan igual ¿ Qué vas ha hacer Alex ? Sólo encontró una respuesta : Lo que quieras. Y aquel pensamiento se instauró en su cabeza, podía y debía hacer lo que quisiera. Lo que nunca antes pudo hacer porque no tenía tiempo, como leer, pintar, dormir, tumbarse al sol, lo que nunca antes pudo hacer porque tenía vergüenza como cantar por la calle o salir en pelotas los calurosos días de verano, lo que nunca pudo hacer antes y siempre había soñado porque no tenía dinero, como viajar, conocer el mundo, visitar magníficas playas de color turquesa, mojarse bajo la lluvia del monzón, ver las grandes urbes y los pueblos perdidos. Justo en aquel momento pasaba por delante de una agencia de viajes, en el escaparate había una vieja bola del mundo y un cartel en el que se podía leer: ¿ Quieres conocer el mundo?. Sí, fue su respuesta mental. Por unas horas se dedicó a mirar guías, panfletos, rutas y también por unas horas se olvidó de su soledad. Su mente hasta ahora desbordada, desesperada y abatida comenzó a maquinar rápidamente, Alex había encontrado un objetivo que de nuevo le había dado esperanzas. Recorrería el mundo hasta donde pudiera llegar, disfrutaría de aquella oportunidad e igual con suerte no sería la única persona en el mundo.

Así es como salió de su casa aquella mañana, con la desesperación y el miedo cmo compañía, posiblemente como la única persona en el mundo y regresó con esperanza e ilusión. Alex era bastante racional, no era una persona que se dejara llevar por impulsos así que decidió meditar durante unos días aquella locura, todavía esperaba que de un momento a otro o de un día a otro, reapareciera todo el mundo, tal como habían desaparecido. Pasó una semana en la que Alex había empezado a asimilar que nadie vendría en su busca y era el momento de ponerse en marcha.
Pasaba los días callejeando, entrando y saliendo de tiendas, almacenes, restaurantes, bares, peluquerías, supermercados, incluso daba de comer a una cantidad ingente de animales domésticos, perros, gatos, hurones que se habían encontrado con la libertad y no sabían muy bien que hacer con ella, pero durante las noches el silencio y el miedo seguían acosándole.
No esperó mucho más para hacer una lista de las cosas que necesitaría, lugares que quería visitar y cosas que quería hacer, intentó planificar el inició de aquel viaje que probablemente sería sin retorno. Tenía todo lo que necesitaba y lo que quisiese a su alcance y decidió no privarse de lujos y caprichos.
Un Martes, tal vez un Miércoles, Alex empezaba a perder la noción de los días, salió de su apartamento, cerró la puerta con una llave que dejó debajo de felpudo y con un rotulador escribió en la puerta un mensaje con su nombre y al verlo, intentó  hacer memoria de cuándo había sido la última vez que alguien le había llamado por su nombre completo, nunca había entendido porqué o quién fue el primero en cambiárselo, debió de ser hace muchos años porque no lo recordaba pero al verlo escrito allí le pareció el más bonito el mundo : - Alexandra vive.
Así es como Alex, Alexandra no sólo recuperó su nombre sino que también tomó un nuevo camino hacia su futuro.

Continuará. ..

viernes, 9 de marzo de 2018

CAPITULO 2

CAPITULO 2 

Alex se había sentado en un viejo banco de madera mal calzado y con cada movimiento de su inquieta pierna, emitía un soniquete que le incomodaba. Pasó una hora mientras repasaba los historiales clínicos sin prestar demasiada atención, necesitaba mantener su mente ocupada y no caer en la tentación de perder los nervios, hasta que de repente se puso en pie como un resorte, se giró sobre sus pies y fue al centro informativo de la clínica para llamar por teléfono. Era aún más pequeño que su despacho, sólo tenía un diminuto mostrador de madera desconchada y un teléfono que lo calificaba como una reliquia, recordaba haber visto uno igual en casa de sus abuelos. Lo descolgó y comenzó a hacer girar la pequeña ruleta hasta conseguir marcar el número de sus padres. Esperó a que alguien lo descolgara mientras escuchaba el pitido a través de la línea. No había nadie detrás del cable, no fue su única llamada, marcó cada número que recordaba, aunque no eran muchos ya que su móvil los memorizaba, su hermana mayor Estrella, amigos, vecinos, familiares, compañeros... Salió corriendo de entre el mostrador sin colgar mientras el pitido del teléfono le siguió hasta la calle. No conseguía respirar, le faltaba oxígeno, al llegar al exterior se permitió el lujo de dejarse caer sobre el césped y perder por un momento la consciencia. Se quedó allí, intentando relajarse, esperando despertar de aquel extraño sueño, esperando a que el mundo volviera a su aburrida normalidad pero sólo consiguió que su cerebro desconectara y se durmió. 
Abrió los ojos cuando el sol estaba ya en lo alto y le había quemado su pálida tez. Su mente estaba más calmada, intentó poner en orden sus pensamientos caóticos hasta resumir sus ideas en tan sólo una pregunta. ¿Dónde estaba todo el mundo?. 
Alex comenzó a sentir que sus tripas le reclamaban sustento y se levantó del césped para volver a la cafetería. Lo cierto es que todo seguía igual, la cafetera, las cámaras llenas , las luces, absolutamente todo funcionaba pero no había nadie que lo usase . Una vez que repuso fuerzas decidió volver a su casa, tal vez por el camino encontrase alguna respuesta. Volvió al vestuario a cambiarse una vez más, sin molestarse si quiera en ordenar su equipo, quería salir cuanto antes de la clínica, no se había dado cuenta hasta ese momento de lo deprimente que podía ser aquel lugar vacío. 
Volvió por donde había llegado aquella mañana intentando buscar respuestas, entró en cada tienda, establecimiento, bar, supermercados.. . Todos estaban abiertos y con las luces encendidas pero no había nadie, tuvo la sensación de que la gente había huido dejándole atrás. Llegó al portal de su casa sin aliento, tenía miedo de estar en soledad, irónico. La puerta estaba abierta y mientras se encaminaba por las escaleras hasta su piso, tenía claro que no subiría en ascensor por si las moscas, se dio cuenta de que todas las puertas estaban abiertas. Se asomó a cada piso, no conocía a la mayoría de sus vecinos pero no le importó, llamó, gritó, incluso conforme subía cada piso se permitió curiosear en algunas habitaciones. En varios se encontró la mesa preparada para el desayuno, tostadas con mantequilla, tazas de café ya frío, una manzana a medio pelar que ya había comenzado a cambiar de color y una lavadora que no dejaba de advertir que había finalizado su programa, la apagó y volvió al rellano. Cuando llegó al séptimo piso no se molestó en buscar a nadie, solo quería volver a su casa y que aquel extraño día pasara de largo. 
Al llegar a su apartamento se dio cuenta que era la única puerta que había encontrado cerrada, evidentemente la había cerrado antes de irse a trabajar. Todo aquello le hizo pensar que sí había ocurrido algo en la ciudad, debía haber sido durante las primeras horas del día y probablemente habría alguna noticia circulando por Internet. Así que sacó su portátil, lo colocó minuciosamente sobre la mesa que hacía las funciones de comedor y despacho, se sentó y comenzó buscando noticias de última hora en su comarca. No había nada nuevo desde las 7 de la mañana, amplió la búsqueda sin lograr respuestas, no podía creer que no hubiera pasado nada en el mundo, que no hubiera estallado otra guerra, que no hubiera habido otro atentado, terremoto, tsunami, sequía, tormenta, que no hubiera un desaparecido,un secuestro, violación, que no hubiera un nuevo estreno de película, fiesta, concierto, gala de premios, que no hubiera ..... Nada. 
El día pasó con lentitud, la noche llegó y Alex tuvo la impresión de que no volvería a amanecer, no conseguía dormirse, el miedo a no despertar y desaparecer le mantenía en alerta. Fue una noche larga, silenciosa y oscura, donde los fantasmas y los miedos se colaron en su alma solitaria pero volvió a amanecer y ese día el sol llegó con más fuerza, iluminando los rincones que la noche anterior habían aterrado a Alex. Se vistió rápidamente y salió a la calle esperando encontrarse de nuevo con alguien, deseando que el día anterior hubiera sido una alucinación pero la realidad superó la ficción. Alex tenía pocos amigos, apenas cuatro o cinco, no era una persona muy sociable, es más siempre había tendido a aislarse, pero encontrarse en aquella soledad que parecía infinita, acabó por desesperarle. Comenzó a correr sin dirección, gritando al mundo pero sólo se oía su propio eco, era como si el mundo estuviera vació. Corrió como nunca la había hecho antes, durante horas, por calles, carreteras y parques hasta que perdió el aliento y sin fuerzas para dar un paso más, sucumbiendo una vez más al miedo, a que la soledad fuera su nueva compañera. Se sentó y lloró, lloró por su familia a la que no había dicho lo que les quería, lloró por sus amigos a los que había dejado marchar, lloró por sus pacientes a los que no pudo ayudar pero sobre todo lloró por Alex, al que todo el mundo había abandonado.

 Continuará ...