UN DÍA EN EL RÍO
Colchonetas con forma de
pingüino, unicornio, cocodrilo, ballena, cangrejo y donuts, barcas hinchables,
hinchadores, manguitos, flotadores y chalecos, remos, cazamariposas, mascaras
para snorkel, gafas de bucear, neopreno, bañador, bikini toalla, esterilla y
pareo, cubos, palas y rastrillos, pelotas, balones y palas, sombrillas, mesas,
sillas y hamacas, camping-gas, cazuelas, cámara, hielos, vasos, cubiertos,
platos, comida y bebida, sandalias, chanclas y zapatillas, libros, pasatiempos
, pistolas de agua y cartas, mochilas, bolsos de playa, maletas, carritos y
bolsas de plástico para quién las use. Todo esto para pasar un día caluroso a
las orillas del río.
¿Dónde quedan los días en los que
no nos hacía falta más que enfundarnos una toalla al cuello, un bocata de
chorizo pamplonica y unas zapatillas viejas para divertirnos? Nunca he pensado
que tiempos pasados fueron mejores, pero desde luego éramos capaces de recrearnos
con mucho menos, las piedras, las ramas, el barro y el agua eran más que
suficientes para deleitarnos con un día de verano que quedara para siempre en
la memoria.
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