ARCOIRIS
Su mirada dorada se ilumina bajo los tenues rayos de sol que se cuelan por las rendijas de la ventana, su piel tostada comienza a tener pequeños surcos en las comisuras de sus ojos, muestra de sus alegrías y sus penas. Ella se siente hermosa, como el arcoíris en un día de tímida lluvia pero se mira en el espejo y no reconoce a la joven con mirada perdida que permanece silenciosa frente a ella.
Entonces decide dar la espalda a ese falso reflejo para volver a encontrarse a si misma y dejar de ser la mujer del espejo.
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