domingo, 12 de noviembre de 2017

LA PRIMERA VEZ

LA PRIMERA VEZ


Hace poco una amiga me contó su historía y hoy con su permiso me gustaría compartirla

Nerea tenía apenas 14 años recién cumplidos, su vida aparentemente era feliz, tenía salud, una familia que la quería y unos pocos amigos pero ella sentía que no encajaba en el mundo,  sola y confundida. Los estudios no le iban nada bien y la relación con sus compañeros tambien era nefasta. Se sentía diferente y los demás la trataban diferente, se reían de ella por su forma de vestir, la ignoraban por su forma de ser y la despreciaban por su forma de pensar, cada día intentaba pasar por la escuela como un fantasma invisible donde nadie le podría hacer daño. En su corazón creció un caparazón a la vista duro pero frágil como las alas de una mariposa. Intentó camuflarse para parecer normal y comenzó a representar un papel, una vida, para sobrevivir .

Durante un tiempo aquello pareció funcionar, incluso sus antiguas compañeras que la humillaban empezaron a tenerla en cuenta y poco a poco Nerea comenzó a tener la sensación de pertenecer a un grupo, a no ser tan diferente, a no ser la tonta, rara y estúpida.

Por aquella época surgían noviazgos entre los compañeros y como no, Nerea no quiso quedarse atrás y tuvo su primer novio. Si le gustaba o no sólo lo sabía ella, de aquel chico recibió su primer beso, no mucho más, pero no estaba sola. Iban al cine, al parque y a las ferias de la ciudad.  Y en una de esas noches de feria mientras disfrutaban en grupo de un espectáculo pirotécnico su primer novio rompió con ella. Así, sin más ni más, quería hacer un paréntesis ya que durante el verano se verían poco y Nerea estuvo de acuerdo, tampoco le importó no volver con él. No hubo drama, ni llantos, ni reproches, de hecho siguieron viendo el precioso espectáculo nocturno.

Nerea no tenía muy claro que hacer, quedarse o marcharse, a fin de cuentas ella pertenecía al grupo, ¿No?¿Si?

Mientras llegaba la traca final sintió ciertas miradas, oyó risitas y al girarse, para preguntarle al que ya era su primer exnovio qué pasaba, se lo encontró besando a una de sus supuestas nuevas amigas.

Más miradas, mas risas, carcajadas.....

Se levantó y sin mediar palabra se fue a su casa, mientras las risas y los dedos acusadores le seguían por mucho que se alejase, otra vez sin dramas, sin llantos, sin palabras. Estaba sola, se fue a casa y una vez allí sintió hambre, un hambre atroz, primitivo, se dirigió a la cocina y allí asaltó la nevera intentando llenar un vacío,  tal vez calmar un enfado o enterrar la humillación, quién sabe.

Cuando terminó de comer, engullir y tragar, se sintió culpable, por ser como era, por no ser de otra forma, por no ser normal y entonces algo repulsivo le subió por la garganta intentando salir de su boca, como si fuera un grito silenciado, rápidamente se agachó sobre la taza de baño y vomitó, vomitó la humillación , vomitó la poca dignidad que tenía, vomitó la ira que le ardía en el pecho, vomitó pensamientos de odio, vomito la tristeza por sentirse sola y no paró hasta que pensó sentirse libre. Esa fue su primera vez.



Con los años Nerea construyó una aparente buena vida, aparentaba buena salud, tenía una buena relación aparentemente, tenía un buen trabajo que aparentemente le gustaba y parecía que hacía lo que quería pero en su interior no le gustaba en quién se había convertido ni el papel que representaba pero el miedo a decepcionar y cumplir con lo que creía que se esperaba de ella le impedía ser ella misma.

Su primera vez se convirtió en decenas, centenas, miles, la mejor manera de sentirse vacía, guapa para los demás, libre de tristeza, relajada, tener el control de alguna manera, lo hacía porque quería y podía dejarlo cuando quisiera.

Hasta que un día toda aquella falsa realidad, todo aquel frágil castillo de naipes se derrumbó y Nerea vomito por última vez.
Tuvo que aprender a crear una nueva vida, con cimientos reales, no hizo falta que fuera una buena vida, le bastaba con que fuera suya, sin apariencias, sin vómitos de tristeza, ira, soledad... y con el tiempo y esfuerzo, resultó que Nerea  vivió una estupenda vida, diferente, rara y única , con alegrías y tristezas, con enfados y humillaciones, con dignidad y alabanzas, con sus idas, pensamientos , valores y con sus creencias,  sus locuras y genialidades .

Nerea dejó de sobrevivir y comenzó a vivir


DEDICADO A, TODAS LAS PERSONAS QUE HAN SUFRIDO O SUFREN ALGÚN TRASTORNO ALIMENTICIO, A LAS PERSONAS QUE LES ACOMPAÑAN Y LAS CUIDAN.


HAY VIDA DESPUÉS DE LA ÚLTIMA VEZ

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