ZAPATILLAS EN PUNTA
Nadie podía ver detrás de su apariencia perfecta, con esa ligereza que caracteriza las más rigurosas bailarinas, su postura erguida, sus saltos, giros y piruetas, imposibles para un ser normal, el dolor que literálmente sufría cada día en sus propias carnes pero a pesar de aquel insufrible suplicio, ella se sentía orgullosa de si misma, pues aunque era aclamada por el público, bailaba para sentir la paz en su alma, que mitigaba el tormento de aquella disciplina.
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