BLANCA ROSA
Amanece, y el rocío ha cubierto una sublime rosa blanca que despierta,
tupida y vigorosa, ante un sol radiante de verano. Emana un intenso perfume, cautivador
y seductor para diminutos seres, que se sustentan de su dulce y placentero néctar
entre los delicados pétalos de terciopelo inmaculado.
Protegida por finas espinas, pasan los días, y poco a poco se
despide, sabiendo y aceptando que está llegando su final. Apacible y suavemente,
los pétalos se desprenden y descienden planeando hasta la hierba, dejando sobre
ella, una alfombra nívea e impoluta.
Ha desaparecido la hermosa rosa del rosal,
pero deja tras de sí, el recuerdo de una dulce y refinada fragancia en mi
jardín.
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