KALANCHOE:
Al abrir la puerta del comercio Pinturas Juanto, me encuentro
dos ojos experimentados detrás de las mascarillas que me dan con alegría los
buenos días. Veo a través de sus miradas,
oigo sus enérgicas voces y leo en sus gestos la bondad que rezuman. Que suerte
la mía haber cruzado nuestros caminos. Son una pareja que lleva dedicándose a
su oficio muchos años, vendedores de la antigua escuela, que no dudan en
compartir su entusiasmo por dar color a la vida.
De ellos he recibido un regalo, así sin más, sin merecerlo. Un presente más significativo para mí de lo que ellos se puedan imaginar, por el carácter en si de este premio que me ha llegado el corazón y para los que me conocen, saben que es algo que me apasiona. Dos pequeños retoños de Kalanchoe de su propia planta. Ahora, ya descansan en dos coloridas macetas a las puertas de mi pequeño vergel, las cuidaré con mucho cariño, veré crecer y siempre me recordarán a esta pareja tan particular, que confirman mi creencia de que todavía existe buena gente en el mundo.
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