LUNA DE PLATA
Hace mucho tiempo, cada noche una Luna triste y sola
observaba como las estrellas parpadeantes brillaban en el espacio infinito.
Algunas, con alma antigua se apagaban lentamente, otras jóvenes e inquietas, jugaban
al escondite. Luna envidiaba las coloridas luces del firmamento que le rodeaban
y se maravillaba al ver pasar las estrellas fugaces. Ella también quería jugar,
pero siempre la dejaban de lado por no ser tan resplandeciente, por ser
diferente.
El grandioso Sol la observaba desde hace
millones de años pensando como ayudarla. La veía tan bella con su luz de plata
cuando alumbraba las noches de los seres humanos, nunca escuchó los versos que le
dedicaban, no sabía cómo las hechiceras y los mares la admiraban, ni como los
infantes contaban aterradoras historias bajo su luz amable
.
.
Hasta que una noche se acercó a
ella y le invitó a jugar. La Luna feliz, unas veces se escondía tras las nubes,
pero a veces, el viento llegaba y en un suspiro arrastraba los algodones que la rodean. Otras veces se escondía detrás de la Tierra donde el Sol no llega a encontrarla,
dejando al hombre sin su luz de plata y otras veces, divertida y radiante, se
escondía tras del Sol para darle un buen susto y un gran abrazo.
Y así pasan las noches jugando al
escondite, mientras el ser humano mira al firmamento para ver como su hermosa
Luna refulgente unas veces, aparece y otras desaparece.
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