LAS DOS CARAS DE LA
SOLEDAD:
Sentada bajo el sol de primavera
y con la mirada perdida hacia el horizonte, María se había extraviado en sus
pensamientos. Oía sus propios latidos, sola y triste, había olvidado como
vivir. Por sus mejillas corría ríos de lágrimas mientras ahogaba gritos de
angustia que se atragantaban en su garganta. Joven, inteligente y bonita, María
había dejado de soñar para dejarse arrastrar a su propio infierno lleno de
miedos y fantasmas. La soledad había ganado una guerra que María no supo lidiar,
para dejarla postrada ante el mundo y ante sin misma.
Sentada bajo el sol de primavera
y con la mirada perdida hacia el horizonte, María se había extraviado en sus pensamientos.
Oía sus propios latidos, oía su propia vida y reflexionaba sobre todas sus
posibilidades. Se oyó tararear una canción, mientras se dejaba arrastrar a sus
propios sueños de futuro. Joven, inteligente y bonita, había encontrado en la
soledad una amiga y compañera, la cual le había abierto las puertas al mundo de
la imaginación y la creatividad para convertirla en la artesana de su propia
vida. Hoy había decidido disfrutar del calor de los rayos del sol y del trinar
de los pájaros, sentada ante la vista de preciosos montes cubiertos de hayas,
donde los primeros brotes teñían de color esperanza todo su alrededor.
¿Cuál es tu actitud
ante la vida?
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