jueves, 17 de enero de 2019

CALMA

CALMA

Apenas hay luz en la habitación, el ambiente es fresco y el silencio lo cubre todo.
Sentada sobre el piso me acomodo, cierro los ojos con suavidad buscando un lugar en mi interior. Es el momento.

Inspiro, me lleno.
El aire frío, limpio, entra con fuerza en los pulmones, elevando mi esternón. El pulso del corazón es veloz pero rítmico y siento como la sangre corre por mis venas ligera. Noto cada terminación nerviosa de la piel y el peso de mi cuerpo. Soy consciente de la tensión de cada músculo, de los brazos, espalda y cuello. Mi mandíbula se cierra con fuerza y mi lengua roza el paladar.

Espiro, me vacío.
Pierdo la tensión de los músculos, mi cuerpo se relaja. Siento el cuerpo ligero como una pluma que baila al son del viento. El latido se vuelve lento, pausado y dejo mi mente libre. Dejo de percibir el mundo.

Inspiro, espiro, respiro
Calma.

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