lunes, 22 de enero de 2018

LAS MANOS

LAS MANOS



Ella miró sus manos, finas, con la piel suave y cuidada, sus dedos eran largos pero proporcionados, sus uñas impecables, limpias, con un precioso esmalte color coral que provocaba celosas miradas, no había rastro de trabajo en esas manos, pero ella no las reconocía como suyas, le parecían ficticias, incorrectas, y entonces pintó con brocha fina y brocha gorda, plantó y sembró miles de flores, creó esculturas irreconocibles de arcilla, tejió bufandas que nadie se pondría, cosió vestidos de muñeca, escribió hasta quedarse sin palabras, talló la madera para sentir su tacto y después de un año, sus manos eran asperas, tenía callos en las palmas y pequeñas cicatrices que empezaban a sanar, incluso uno de sus largos dedos estaba amoratado, sus uñas estaban rotas, descuidadas y sucias, no quedaba rastro de su antigua manicura, sufría calambres en las muñecas por haberlas llevado al límite pero fue entonces cuando reconoció aquellas manos trabajadas como suyas, como unas manos creadoras de las más bellas obras, como unas manos hermosas .

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