UNA PIEDRA EN EL CAMINO
Me encontré una piedra en el camino y después otra y otra y otra. Cada una de ellas erosionada por las aguas del Río Salazar, traidas desde Ochagavía hasta Aspurz y abandonadas hace tiempo en la orillas del cauce. En su viaje hasta mis pies giraron, chocaron, se desgastaron tomando forma, puliendo sus arista para convertirse en suaves y redondeadas rocas. Allí esperaron, mientras a su alrededor crecía la hierbabuena a que alguien apreciara el ir y venir de su trayecto.
Durante un tiempo serán pequeñas obras que todos podrán disfrutar pero cuando llegue el agua de lluvia las limpiará para volverlas de nuevo a su color natural.
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