MIEDO
Miedo era una pequeña y fantasmagórica niña de piel blanca y brillante como la porcelana , con el cabello negro tan oscuro como la noche y en su diminuto rostro, siempre permanecían abiertos unos grandes ojos y tristes que reflejaban su solitaria vida. Nunca había sonreído.
Su cuerpo era enjuto e ínfimo, los finos huesos de sus manos se aferraban tras los marcos de las puertas, escondida, agachada, corcorvada, en silencio pues no tenía voz.
Solía asomarse tras las puertas para ver, para oír, para sentir y vivir lo que otros vivían pero sólo lograba ver terror y pánico en los rostros de otras personas y entonces volvía a esconderse lenta y sigilosamente para refugiarse bajo la protección de la oscuridad.
Pero Miedo era una niña curiosa y tendía a asomarse al mundo más de lo que algunos querían, horrorizando con su mirada y su silencio a todos, hasta que un día, alguien tan cobarde como para no poder vivir con aquel terror, tuvo el valor suficiente como para acercarse, descubrirla y verla con otros ojos.
Miedo, era una pequeña niña que tan sólo quería que no la ignoraran para dejar de sentirse invisible y sola.
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